Un marroquí ilegal, delincuente habitual conocido por la Policía de Cataluña, es pillado infraganti junto con otros dos compinches, intentando robar la cartera a un turista chino.
Sus compatriotas se lo llevan a los tres a un callejón y al que robó el dinero le propinan una paliza tremenda, mientras sus dos compinches no se atreven ni a respirar.
Una vez dada la paliza, llaman a la policía que cachean en el suelo al herido y se encuentran lo sustraído, devolviéndosela a su propietario. Éste hasta da las gracias no sólo a la policía, sino también a los dos compinches del robo, no sabemos si por cachondearse ya del todo o por hacer un Owen a los chorizos épico.
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